Hace algún tiempo inventé la expresión Felicity Bites. La utilizo para referirme a esos momentos de felicidad de nuestra vida cotidiana que tiempo después recordamos con cariño: una cena con amigos íntimos, un reencuentro inesperado, esperar el amanecer charlando con alguien a quien amas…Y aunque no pueden sustituir a esos momentos, en ocasiones encontramos pequeñas cosas que también nos pueden aportar Felicity Bites: pueden ser unos pendientes de plata, un colgador realizado con conchas marinas o un mueble antiguo restaurado…En este Blog quiero presentaros algunas de mis Little Things, cada una de ellas ha sido fruto de un trabajo artesanal realizado con cariño. No hay dos iguales, no son perfectas,…ése es su encanto….
Bienvenidos a Olivia’s Little Things

martes, 23 de abril de 2013

Diada de Sant Jordi

Hoy he decidido cogerme el día libre para pasear por Barcelona y disfrutar de la diada de Sant Jordi y de las cientos de paradas de rosas y libros que se despliegan por toda la ciudad.





Se trata de mi celebración preferida, de hecho me gustaría que se trasladara la fiesta nacional catalana a este día, más cargada de tradición y romanticismo que de política.




Me encanta ver a los hombres caminando por la calle con una rosa en la mano, es prácticamente el único día del año en el que se pueden ver hombres con flores, con lo sexy que es un hombre que compra flores y con lo que nos gusta a las mujeres que nos las regalen...



Os dejo con la leyenda origen de la tradición. Qué disfrutéis del día!



Olivia
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La leyenda de Sant JordiDe la famosa gesta de Sant Jordi y el dragón hay tantas versiones como lugares de veneración.Según la tradición, la villa de Montblanc estaba siendo aterrorizada por un colosal dragón. La bestia se había instalado a las afueras del pueblo, infectando el aire y el agua con su aliento apestoso y causando estragos entre el ganado. En su búsqueda de alimento, cada vez se aproximaba más a las murallas, por lo que los vecinos tuvieron que buscar una forma de mantenerlo apartado.Empezaron dándole de comer ovejas; cuando éstas se acabaron, siguieron con los bueyes, y luego con los caballos. Y por fin no tuvieron más remedio que sacrificar a los propios habitantes.Se metieron los nombres de todos en un puchero, también el del rey, y el de su hija la princesa, y cada día una mano inocente decidía quien moriría la mañana siguiente.Y una tarde la escogida fue la princesa. Dicen unos que el rey lloró y suplicó a sus súbditos por la vida de su hija, pero que de nada le sirvió, ya que no era el único padre desconsolado.


Cuentan otros que el rey entregó a su hija con valentía y entereza. Sea como fuere, la joven salió de las murallas y se dirigió hacia su triste destino.Cuando el terrible dragón avanzaba hacia ella, surgió entre la bruma un hermoso caballero vestido de blanco sobre un caballo blanco que arremetió contra la bestia. El animal, herido, se sometió al caballero, que le ató al cuello un extremo del cinturón de la princesa.La dama tomó el otro extremo del cinturón y, para pasmo de los pobladores de Montblanc, condujo al dragón como a un perrito hasta la puerta de la ciudad. Allí, a la vista de todos, el caballero remató a la bestia de un certero golpe de lanza.Dicen unos que el dragón se fundió y fue absorbido por la tierra. Cuentan otros que un gran charco de sangre se formó a los pies del caballero. Sea como fuere, en aquel mismo instante creció un rosal y de sus ramas brotaron rojas rosas.Jordi, que es como se llamaba el caballero, obsequió a la princesa con una de esas rosas.Semejante gesta hizo que el santo caballero alcanzase fama y popularidad durante la Edad media, y que fuera escogido patrón de la caballería y la nobl

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